¿Qué es?
La misericordia es una disposición del corazón que nos hace compadecernos de los sufrimientos y miserias ajenas. Se manifiesta en ese estar atento de lo que el otro pueda necesitar, en el perdón o en la reconciliación.
Jesús nos invita a que hagamos del amor nuestro estilo de vida y nos invita a que lo hagamos sin fuegos artificiales: desde lo sencillo, desde lo cotidiano, desde esas pequeñas grandes cosas que están al alcance de todos.
Un principio…
El Principio de la Misericordia es criterio permanente de nuestro vivir y actuar. Nunca se equivoca quien se entrega a la vivencia de la MISERICORDIA. Porque no he venido a llamar a justos sino a pecadores.
Cita de Lucas 10, 30 – 37 – Parábola “El buen Samaritano”
– Jesús le dijo: “Vete y haz tú, lo mismo” (Lc. 10, 30-37).
– “Tú eres el Dios de los oprimidos, el protector de los humillados, el defensor de los débiles, el apoyo de los abandonados, el salvador de los que no tienen esperanza. Escucha mi oración” (Jd 9, 11-12).
En la vida de Santa María Bernarda…
Según Madre Bernarda, vivir la misericordia significa también tener un corazón sincero y compasivo, ofrecer un amor oblativo, cultivar un trato amable y cariñoso para con todos, ahuyentar los pensamientos recelosos, ayudar a llevar la carga común con amor, ternura y minoridad. Este principio le exige ponerse en salida para ir al encuentro del herido, amenazado, abandonado, haciendo de su vida un peregrinar con los excluidos.
Madre Bernarda, muchos años atrás, afirmaba: “El mejor método para ganar los corazones de todos nuestros confiados es la misericordia; por eso, ella insiste que orientemos, enseñemos y animemos debidamente a todos y junto les apliquemos, con dulzura, el generoso OLEO DE LA
MISERICORDIA”.
Son conocidas orientaciones e ella…
“Tened entrañas de misericordia para comprender y para ayudar”.
“El amor más grande de Dios, tanto en el cielo como en la tierra, se concentra en su insondable misericordia”.
Dios no salva con truenos y relámpagos, sino con la benigna, mansa, dulce y celestial misericordia con que el Verbo Eterno dejó el seno de su padre Celestial, para vivir en esta tierra entre los hombres, sus hermanos. Debéis cambiar vuestra superficialidad y debilidad por la fuerza de una fe viva; debéis emplear vuestro tiempo para orar, enseñar, hacer sacrificios y dar muerte a las pasiones
y gustos, aunque no sean siempre malos (Diarios Espirituales #28 p. 793).
Mediten profundamente la MISERICORDIA de Dios, porque entonces aprenderán también a apreciar y amar la justicia divina, y desearan que las castigue paternal y misericordiosamente para reparar las ofensas que han hecho a su divina majestad.
“Tú, oh Espíritu Santo, sin mérito alguno de mi parte, me permitiste una mirada clara y penetrante al mar insondable de tu misericordia”.
Me dijiste: «Alma, mira la altura, la profundidad, la anchura y la longitud de mi misericordia e intenta imitarla».
“Haz, Señor, que yo pobre y miserable, sea mensajera de tu misericordia, para que todos los hombres puedan saber cuán bueno eres Tú” (Diarios Espirituales N° 2).
Madre Bernarda alimenta su vida de experiencia de la MISERICORDIA DE DIOS…
>> Contemplando la Encarnación del Verbo, haciendo de la EUCARISTIA el pilar de su vida.
>> Cultivo un entrañable amor a la oración del OFICIO DIVINO, entendido como “oración de Jesús y de su Iglesia orante”
>> Igualmente, el Misterio de la Pasión de Jesús fue objeto de su contemplación diaria y como expresión concreta vivió e inculcó la devoción al Vía-Crucis.
>> El Espíritu Santo la guiaba interiormente y la estimulaba a la oración continua y fervorosa.
>> Guiada por el Espíritu Santo y abismada en la contemplación del Misterio de la Encarnación de la Trinidad, encarno la gran figura de MARÍA.