La formación como meta

La formación en la Congregación es un processo que genera la mujer consagrada orante, madura y audaz que, iluminada por la Palabra de Dios, es  capaz de entregar y dedicar su vida, con alegria y generosidad, en la construcción del Reino de Dios, como Hermana Franciscana Misionera de María Auxiliadora. Porque Jesucristo es el centro de su vida, vive apasionadamente la mística y la misión profética sin fronteras, donde la vida clama, especialmente entre los pobres, gestando y acompañando procesos de dignificación de la vida, expresando la misericordia, como “Operaria del Reino”.

Fuentes  inspiradoras de la pedagogía formativa

La formación en la Congregación es un processo que genera la mujer consagrada orante, madura y audaz que, iluminada por la Palabra de Dios, es  capaz de entregar y dedicar su vida, con alegria y generosidad, en la construcción del Reino de Dios, como Hermana Franciscana Misionera de María Auxiliadora. Porque Jesucristo es el centro de su vida, vive apasionadamente la mística y la misión profética sin fronteras, donde la vida clama, especialmente entre los pobres, gestando y acompañando procesos de dignificación de la vida, expresando la misericordia, como “Operaria del Reino”.

A. Jesús, maestro por excelencia

En el proceso formativo, Jesús es el único y verdadero Maestro; como a sus discípulos, nos llama para ser sus seguidoras, estar con Él, aprender de Él, identificarse con Él y ser enviadas a continuar su misión en el mundo.

B. María de Nazareth, modelo de mujer consagrada

En el proceso formativo, Jesús es el único y verdadero Maestro; como a sus discípulos, nos llama para ser sus seguidoras, estar con Él, aprender de Él, identificarse con Él y ser enviadas a continuar su misión en el mundo.

C. San Francisco de Asís, fiel discípulo de Jesús

Francisco de Asís, quien se colocó a la escucha de Dios, siguió radicalmente a Jesús, su único Maestro, el cual le reveló el Evangelio como Regla de Vida, y lo condujo en medio  de los leprosos y  lo envió a restaurar la Iglesia. Este seguimiento lo llevó a la identificarse com Cristo pobre, humilde y crucificado y, em este mismo camino, formó a sus hermanos. En nuestra vida consagrada franciscana, seguimos a Jesús al estilo de Francisco.

D. Santa Clara, rostro femenino de la espiritualidad franciscana

Santa Clara nos enseña, como franciscanas, a mirar, considerar y  contemplar en el espejo quien es Jesús, para confrontarnos con El, transformarnos y asumir sus actitudes.

E. Santa María Bernarda, Fundadora y Formadora

En nuestra Santa Fundadora, misionera de la misericordia, quien hizo el Evangelio todo su vivir, tenemos el ejemplo del radical a Jesucristo, de opción por los más necesitados, como operaria del Reino, en fidelidad a la Iglesia.