Experiencia Vocacional de las Hermans Jubilarías de la Región Misionera “San Francisco de Asís”

“Antes de formarte en el vientre de tu madre,  ya te conocía, antes de que tú nacieras, yo te consagré, y te destiné a ser profeta de las naciones”. (Jeremías 1,4-5)

Nuestro camino vocacional nació en la cuna de una familia profundamente cristiana, que nos hizo partícipes de la familia de los hijos de Dios a través del bautismo. Como en un jardín, crecimos y cultivamos el amor de Dios y de nuestros hermanos y hermanas.

Nuestra vocación fue también despertada por el testimonio de las Hermanas de nuestra Congregación (Hermanas Franciscanas Misioneras de María Auxiliadora) que, con su entrega, su espíritu misionero y amor, nos cautivaron, mostrándonos el valor de la Vida Consagrada y la pasión por Jesús, siguiéndolo como  misioneras en los campos de educación, salud, evangelización y pastoral en favor de la vida.

Caminando con el Maestro fuimos aprendiendo y viviendo su proyecto. En nuestra vocación anunciamos el amor misericordioso de Dios Uno y Trino, siguiendo el ejemplo de nuestra fundadora Santa María Bernarda.

En el transcurso de estos 60 años hemos vivido momentos de gracia y también momentos difíciles. Las experiencias positivas nos ayudaron a ser fieles y las dificultades nos fortalecieron en nuestra vocación y misión como operarias del Reino.

En la aurora de un nuevo mañana, tenemos la gracia de vivir un nuevo éxodo en el proceso de resignificación y consolidación de la Congregación y de nuestra vida y misión, revitalizada en el carisma de Santa María Bernarda, la Misionera de la Misericordia.

Desde Chone – Ecuador para el mundo, somos parte de este camino como “Congregación e Iglesia en salida”, realizando este éxodo y estableciendo nuestra alianza con el Dios de la Vida que salva y libera.

En este largo camino de “60 años” con un corazón agradecido, alabamos a Dios que es Padre y que nos llamó a esta vocación.

Iluminadas por las palabras de san Pablo a Timoteo, podemos decir: “Doy gracias al que me da la fuerza, a Cristo Jesús, nuestro Señor, por la confianza que tuvo al hacer de mí su encargado”. (1 Timoteo 1,12)

En nombre de las Jubilarias: Sor Gisela Bruxel y Sor Jurema Fazolo