Este 02 de febrero, Dia Internacional de la Vida Consagrada, Vanessa Garcia Giraldo hizo publicamente su Profesión Religiosa Temporal, tornandose la más jóven hermana de la Congregación de Hermanas Franciscanas de María Auxiliadora. La celebración se llevó a cabo en la capilla de la Fraternidad Santa María de los Ángeles, en Medellín, Colombia, ubicada cerca de la sede de la Región Misionera Santa Clara.

La primera profesión religiosa marca un momento significativo en la formación para la vida consagrada, donde, al completar las primeras etapas formativas, la joven es admitido a la vida consagrada a través de la profesión de los votos religiosos como compromiso temporal. Este paso permite la continuidad del discernimiento y la formación religiosa, incluida la inmersión en la misión, para asumir definitivamente el compromiso religioso, teniendo en cuenta un tiempo prudencial establecido por la Iglesia y las Constituciones de la Congregación. Desde el momento de su primera profesión religiosa, la hermana pasa a formar parte de una fraternidad misionera donde puede desarrollar sus talentos y dones en contacto más directo con las necesidades misioneras actuales y en los espacios donde se encuentra la congregación.

La Hermana Vanessa se incorporó a la Fraternidad Monte Alverne, en Barrancas, Guajirra, Colombia donde la misión principal es el ministerio parroquial y el trabajo con las comunidades indígenas.

A continuación, lea el testimonio personal de la Hermana Vanessa sobre su experiencia vocacional:

Soy Vanessa García Giraldo. Nascí en el municipio de Marinilla, Antioquia, Colombia, en un bello hogar conformado por mi Papá José Humberto García Zuluaga, mi Mamá Sandra Estella Giraldo Gómez y mis dos hermanos Juan Diego y Andrés Felipe.

Como la mayoría de las niñas, mi sueño siempre fue el de conformar un hogar y tener hijos, estudiar alguna carrera y dedicarme a eso durante toda mi vida, esos siempre fueron mis planes, sin embargo, Dios tenía un plan diferente para mi vida. En el año 2017 recibí una invitación de parte de mi tía, la Hna. Luz Piedad García, a vivir una experiencia misionera en la casa de la juventud Villa Bernarda. En ese entonces tenía 14 años y en mi cabeza no existía la idea ni el más mínimo deseo de ser religiosa.

Estoy convencida que Dios se valió de la misión para revelarme poco a poco lo que Él quería para mi vida, allí sentí que mi existencia tenía sentido en el servicio a la comunidad, compartiendo la presencia de Dios en medio de ellos. Los años siguientes, hasta 2020 continué viviendo estas experiencias de misión, en las que progresivamente fueron apareciendo algunas preguntas existenciales e inquietudes vocacionales.

En el año 2019 comencé un proceso de aspirantado con la Congregación de Hermanas Franciscanas Misioneras de María Auxiliadora, tiempo después interrumpí este proceso por algunas búsquedas personales; en este tiempo quise acallar la voz de Dios que retumbaba dentro de mí, me concentré en otras experiencias queriendo olvidar el llamado de Dios.

Meses después descubrí que no podía seguir siendo ajena a mis inquietudes personales, a los sueños que Dios había puesto dentro de mí y fue así, como a través de mi acompañante vocacional, Dios volvió a tocar a mi puerta y después de graduarme del colegio, comencé un tiempo de discernimiento lleno de miedos, de ilusiones, de luces y desprendimientos y fue de esta manera como tomé la decisión de vivir una experiencias más seria y profunda dentro de la Congregación. Puedo describir ese momento como el saltar al vacío, inicialmente sentía que dejaba todo por nada, más poco después fui descubriendo que Dios era ese tesoro escondido que yo tanto buscaba y que llenó mi vida de propósito, de sentido y de alegría profunda.

A mis 17 años, el 02 de febrero del 2021 comencé mi experiencia de Pre postulantado en la Sede Regional Santa Clara, en Medellín y otra parte en Villagorgona, Valle del Cauca, Colombia. El 25 de marzo de 2022 continué con la etapa del Postulantado, en Cartagena. El 02 de febrero de 2023, seguí en la etapa del Noviciado canónico y posteriormente en el 2024 el Noviciado apostólico.

Después de 4 años de formación, al llegar a este punto, solo puedo agradecer a Dios por “cambiarme los planes”, por buscarme insistentemente, por mirarme con misericordia y apostarlo todo por mí, a pesar de mi fragilidad humana y por todas las mediaciones humanas y circunstanciales que a través de estos años ha utilizado para compartirme su plan y enamorar mi corazón.

Al llegar a este momento de mi Profesión Temporal quiero decirle a Dios: te agradezco por tomar mi vida como pertenencia tuya, por el regalo de mi vocación que ha sido un medio para descubrir que mi vida está cargada de sentido, de propósito y alegría. Y es bello sentir que este gozo es compartido, que este don es sostenido y alentado por otros y otras que caminan junto a mí, por eso también te doy gracias Señor, por mi Congregación de Hermanas Franciscanas Misioneras de María Auxiliadora.

¡Gracias Señor por entretejer bellamente mi vida con tu voluntad!