Ocuparse de la Vida y Obra de Santa María Bernarda, desde una actitud contemplativa, es sumergirse en un mar sin fondo, para descubrir de manera admirable el cúmulo de virtudes bebidas con una profundidad asombrosa en la Verdadera Fuente, instruida por la escucha atenta a las sabias palabras del Evangelio, que la convierten en la portadora de las mejores noticias, expresadas en gestos y hechos concretos de Amor Misericordia.
Baste recordar, las experiencias místicas, que, a lo largo de su vida, desde el don de Dios y su respuesta fueron afinando el oído, para escuchar las más sublimes revelaciones que fueron llenando de sentido la respuesta. Al conmemorar 14 años de su canonización, encontramos que el secreto de tanta altura humana y espiritual está enraizado en el modo como su ser y hacer está transversalizado por la capacidad de escuchar la voz de Dios, que le habla en el texto sagrado, en los hechos de vida, la autoridad de la iglesia, su director espiritual y la voz que resuena en su conciencia, en las mil circunstancias de cada día…
En la conjugación ininterrumpida de su actitud de escucha se comprende el itinerario interior y el compromiso misionero, de nuestra Santa Fundadora, que se convierte para cada una de nosotras en una fuerte llamada a la escucha atenta de la voz de Dios, que sigue resonando en nuestro propio corazón, en el rostro de tantos hermanos nuestros y en los diversos signos de los tiempos. Sabemos que en sus escritos, abundan expresiones textuales que evidencian la agudeza de su ser para escuchar a Dios en su corazón y luego entregarlo convertido, en actitudes de vida evangélica. Recordemos por lo menos dos de ellas : “Vivan siquiera un día atentas a las divinas llamadas del Espíritu Santo”, “ Repitan mil y mil veces, desde lo más íntimo de sus corazones : Bendita y alabada sea la Santísima voluntad de Dios y amada más que todo cuanto existe “ ¡De dónde pueden brotar con tanta convicción estas palabras? , solo de un corazón que vive desde la Escucha a Dios , las más serias transformaciones de su vida , en favor de los hermanos, que la hace exclamar: “Amadas hijas , gócense de su vocación de ¡Operarias del Reino!
Testimonio: Hna. Carmen Giraldo