Recordamos la historia de nuestra presencia en las comunidades indígenas de la Diócesis de Chapecó, Santa Catarina, Brasil. Nosotras, Hermanas Franciscanas Misioneras de María Auxiliadora, estamos presentes en las Areas Indígenas de esta Diócesis, de forma esporádica desde 1989. Estas areas están compuestas por dos grupos étnicos: Kaingang y Guaraníes, que hoy suman más de 6.000 indígenas.

En 1992, la antigua provincia de Santa Catarina (posteriormente Santa Clara), al darse cuenta del cierto abandono en el que vivían estos indígenas, liberó a la Hna. María Delminda Cardoso, (en memoria), quien efectivamente asumió allí la obra de evangelización. En 1998, otra hermana vino a ayudarla, reforzando esta misión, creando así la Fraternidade Nossa Senhora de Guadalupe, mantenida hasta el día de hoy en la ciudad de Ipuaçú, Santa Catarina, Brasil.

En estos más de treinta años de nuestra presencia misionera, a pesar de los innumerables desafíos y dificultades, han aparecido varios frutos. Buscamos siempre respetar sus culturas, su religión popular tradicional y ayudarlos a rescatarlas y ser sujetos de su historia. Por eso, desde un inicio buscamos preparar líderes en el área de la salud y la medicina tradicional, rescatando sus costumbres.

Se implementó la Pastoral de la Niñez, sacando así a muchos niños de la desnutrición y con diversos proyectos sociales se les ayudó a tener mejores condiciones de vida. Para ellos se crearon varios materiales específicos: catequesis, liturgia y otros. Hoy somos tres hermanas que nos dedicamos a esta misión: Hna. Anita Sabini, Hna. Dorilde Magri, Hna. Diva N. Barbosa y Hna. Inedina Santin, recién llegadas para ayudar en la parroquia. Hna. Diva Nascimento Barbosa es la responsable de articular la Pastoral Indígena de la Diócesis. Actualmente atendemos 21 aldeas, en cinco Tierras Indígenas, abarcando los municipios de: Chapecó, Ipuaçú, Entre Rios, Abelardo Luz y Seara.

Hoy en día, la realidad de estas personas ha cambiado mucho, ya que con la formación y ayuda recibida se convierten en profesionales, principalmente en las áreas de educación y salud. Otros trabajan en la agricultura y en diversas empresas de la región, principalmente en plantas procesadoras de carne. Aun así, son pocos los líderes que asumen la misión evangelizadora. Se volvió más difícil con la proliferación de muchas iglesias pentecostales.

Ante esta realidad, nuestra presencia sigue siendo muy significativa. Buscamos diferentes formas de evangelización, continuamos visitando familias, escuchando sus anhelos, descubriendo nuevos líderes y, juntos, encontrando caminos para fortalecer la fe y la esperanza. La experiencia y la experiencia con los pueblos indígenas nos desafía siempre a permanecer firmes en nuestra misión evangelizadora.

Por Hna. Anita Sabini