Queridas hermanas de la Congregación, la Navidad es la fiesta Franciscana por excelencia, Nuestro Padre Seráfico vivía este tiempo “Con preferencia a las demás solemnidades, celebraba con inefable alegría la del nacimiento de Jesús; la llamaba fiesta de las fiestas…” (2C 199 ).
La importancia se ve en las recomendaciones de ayuno para prepararse a celebrar la fiesta: “Y todos los hermanos guarden, asimismo, el ayuno desde la fiesta de Todos los Santos hasta la Navidad…” (1Re 3,11). “Y ayunen desde la fiesta de Todos los Santos hasta la Navidad del Señor…” (2Re 3,5).
En su experiencia espiritual hay dos momentos que lleva siempre en su memoria: la humildad de la Encarnación y la entrega amorosa en su Pasión. El Jesús desvalido de Belén y el Cristo despojado de la Cruz. Son dos momentos del mismo misterio salvador que le conmueven.
Este es el motivo por el cual, en esta edición las invitamos a deleitarnos en los mensajes que nuestros referentes congregacionales y el testimonio de algunas de nuestras hermanas que nos motivan una vez más, a vivir con gozo el misterio de la encarnación, el Dios humanado que puso su morada entre nosotros.
“Se acerca la Navidad, tiempo de contemplación y de amor. Del pobre Niño de Belén salió la chispa y lo hizo abrazar a una pobreza rayana en locura” CMB 16.