Con la primera edición de Fraternitas, celebramos el primer año de realización del XIX Capitulo General Ordinário. Sigue una entrevista con Hna. Marelvi Buelvas, Animadora General de la Congregación.
Hemos venido haciendo un camino congregacional, al igual que el pueblo de Israel, con fortalezas y debilidades, luces y sombras, aciertos y también desaciertos. Los cambios no son fáciles de asimilar, pero somos hijas de Madre Bernarda, una mujer apasionada por Jesús, audaz, siempre en éxodo y considero que sí hemos sido arriesgadas en las decisiones que el Espíritu nos ha suscitado, sobretodo en el proceso de reestructuración de la Congregación, llevándonos a asumir nuevas actitudes en nuestro ser y hacer.
Congregación resignificada en Fidelidad a la Alianza
La palabra Sínodo quiere decir “Caminar juntos” y yo creo que desde siempre la Vida Consagrada ha sido un signo de esa Sinodalidad en la Iglesia. Llegamos a la Vida Religiosa para recorrer, junto con otras y otros, el camino de seguimiento al Señor en fraternidad, desde una actitud permanente de escucha y verdadera conversión del corazón.
¿Cómo recibió esta elección y cómo se siente pasado este primer año de su gobierno?
El 24 de septiembre del año 2021, Fiesta de Nuestra Señora de Las Mercedes, fue el día de la elección, nos habíamos preparado el día anterior con una jornada intensa de discernimiento y la verdad yo estuve muy tranquila, alcancé a sentir que podía quedar dentro de las hermanas Consejeras pero nunca como Animadora General de la Congregación.
Llegó el momento de la elección y cuando comenzaron a contar los votos y escuchaba que mi nombre se repetía me puse muy nerviosa, agarré fuertemente la tau y le pedí a Dios fortaleza. Cuando la Hna. María Elisa Hincapié anuncia que la votación es válida y hay elección yo sentía que alrededor mío se abría un hueco inmenso y quería que la tierra me tragara. Me pidieron que me pusiera de píe y me preguntaron si aceptaba asumir este servicio, en ese momento reinó un gran silencio en la sala capitular, a la espera de mi respuesta. En medio de mi conmoción, con lágrimas en los ojos y mi voz temblorosa solo se me vino a la mente la expresión de la Virgen María: “Aquí está la servidora del Señor, hágase en mí su voluntad”.
Me abandoné interiormente en el Señor y con mucho miedo respondí: “Sí acepto”.
Ha transcurrido ya un año desde ese momento y siento que Dios escuchó mi oración, me ha regalado la fortaleza necesaria para afrontar, con espíritu de fe, todo cuanto hasta ahora ha acontecido en la Congregación, mi actitud ha sido la de un total abandono en Él, sin negar que no ha sido fácil, pero no estoy sola en esta misión, cuento con el apoyo de las hermanas del Gobierno General, con quienes hemos venido tratando de construir una comunidad de vida; Además, con la oración permanente de las hermanas de la Congregación, de nuestras familias, los laicos y muchas personas que oran por nosotras, hemos ido hacia adelante.
¿Cree que la vida religiosa ha entendido la propuesta de la Sinodalidad de la Iglesia?
La palabra Sínodo quiere decir “Caminar juntos” y yo creo que desde siempre la Vida Consagrada ha sido un signo de esa Sinodalidad en la Iglesia. Llegamos a la Vida Religiosa para recorrer, junto con otras y otros, el camino de seguimiento al Señor en fraternidad, desde una actitud permanente de escucha y verdadera conversión del corazón. Considero que el Papa Francisco, por el hecho de ser religioso, le ha propuesto a la Iglesia hoy este camino, el cual sabe bien que es el más evangélico, así como el mismo Jesús se los presentó a los discípulos en su Proyecto de Reino.
Puedo afirmar con certeza que la Vida Religiosa es la que mejor ha acogido y comprende el camino sinodal que la Iglesia hoy nos pide que vivamos.
Desde su punto de vista, ¿Considera qué se ha asumido la etapa de resignificación de forma arriesgada en la Congregación?
Hemos venido haciendo un camino congregacional, al igual que el pueblo de Israel, con fortalezas y debilidades, luces y sombras, aciertos y también desaciertos. Los cambios no son fáciles de asimilar, pero somos hijas de Madre Bernarda, una mujer apasionada por Jesús, audaz, siempre en éxodo y considero que sí hemos sido arriesgadas en las decisiones que el Espíritu nos ha suscitado, sobretodo en el proceso de reestructuración de la Congregación, llevándonos a asumir nuevas actitudes en nuestro ser y hacer, desde un cambio de paradigmas, de mentalidad y de situarnos de manera diferente en esta nueva historia congregacional
¿Qué es lo más urgente para que la Vida Consagrada en la Congregación tenga porvenir?
Lo más urgente para mí es:
- Asumir un proceso serio de conversión, personal y comunitario, en todo sentido, que nos lleve a vivir más coherentemente nuestra consagración.
- Vivir con más pasión, gozo y fidelidad nuestro camino de seguimiento a Jesús.
- Estar identificadas plenamente con el Carisma Congregacional y esforzarnos por vivir los pilares que lo fundamentan.
- Ser realmente una Congregación en salida misionera, como nos lo pide el Papa Francisco hoy, y con la misma audacia, riesgo, generosidad y entrega como lo hizo Madre Bernarda, desinstalándonos de nuestras comodidades y haciendo presencia en las nuevas periferias existenciales y geográficas. De esta manera considero que contagiaremos a las jóvenes de hoy para que se entusiasmen por seguir a Jesús, al estilo de Francisco, Clara y Bernarda, desde una actitud esperanzadora que asegure el futuro de la Congregación y la Congregación del futuro.
Cómo se evidencia el trabajo de unidad congregacional con los Gobiernos Regionales?
Como Gobierno General nos hemos propuesto fortalecer el conocimiento, la integración, la escucha y el diálogo oportuno entre los Gobiernos Regionales, con el fin de favorecer la Sinodalidad y el sentido de cuerpo congregacional. Hemos venido asumiendo un trabajo en equipo, con sentido de circularidad, corresponsabilidad, liderazgo, discernimiento comunitario, consenso en la toma de decisiones y acompañamiento efectivo a los Planes Globales Regionales, en sintonía con el Plan Global General. Sentimos mucha disponibilidad de parte de los Gobiernos para acoger las propuestas y posibilitar el proceso de consolidación, desde la integración y fortalecimiento de las Regiones Misioneras.
Luego de su visita a las fraternidades de África y Europa ¿Cuál cree que son los mayores desafíos para la Congregación en estos lugares?
- Contar con más hermanas que refuercen las fraternidades existentes en estos Continentes.
- Fortalecer la pastoral vocacional y tener vocaciones nativas, de manera especial en África, que puedan dar continuidad a la misión.
- Garantizar la sostenibilidad de las hermanas y los proyectos de ayuda solidaria.
- Retribuir, afectiva y efectivamente, a nuestras hermanas de Austria y Suiza toda su donación y generosidad para con la Congregación.
- Posibilitar experiencias inter-congregacionales, de tal manera que podamos tener mayor presencia en estos Continentes y así abrirnos a otros lugares de misión.
¿Cuál es su mayor preocupación como Animadora General de la Congregación?
Más que preocupaciones son algunas realidades en las que nos debemos ocupar en este momento:
- El acompañamiento oportuno a las Regiones Misioneras en esta etapa de integración y consolidación de los procesos.
- Muchas hermanas enfermas y algunas afectadas en su salud mental, emocional y síquica.
- De las 519 hermanas que somos en la Congregación más de la mitad pasan de los 70 años de edad.
- El escaso número de vocaciones en la formación inicial: 1 Prepostulante, 2 Postulantes, 5 Novicias de año canónico, 3 Novicias en experiencia apostólica y 16 Junioras, en toda la Congregación.
- Sumado a esto, el número de obras y las mismas exigencias de la realidad social, económica y política del mundo.
¿Qué signos generan esperanza en usted como Animadora General?
En medio de todas las realidades que vivimos como Congregación, me acompaña la certeza de que Dios camina con nosotras e ilumina nuestras vidas, animadas por la fe y la confianza plena en Él: Son muchos los signos de esperanza que me acompañan:
- El proceso de resignificación en sus diferentes etapas.
- La disponibilidad y apertura de las hermanas para asumir el proceso congregacional y la integración de las Regiones Misioneras.
- Cada vez más vamos generando mayor unidad y sentido de cuerpo congregacional.
- El Centro de Espiritualidad Madre Bernarda, como un medio para enriquecernos y renovarnos en el Carisma.
- La celebración de los 100 años de la Pascua eterna de Madre Bernarda.
- El interés y dedicación de todas por animar y atraer nuevas vocaciones.
- La riqueza espiritual de nuestras hermanas mayores.-La renovación en los liderazgos.
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