“No me han elegido ustedes a mí, sino que yo los he elegido a ustedes, y los he destinado para que vayan y den fruto, y que su fruto permanezca; de modo que todo lo que pidan al Padre en mi nombre se los concederá” (Jn 15, 16).

Jesús me eligió y me invitó a seguirlo, desde lo que soy y lo que tengo, desde mis fragilidades y miedos, desde mis virtudes y los deseos más profundos que Dios ha inspirado en mi corazón.

En este camino de configuración con la persona de Jesucristo, he ido descubriendo que es por su gracia que estoy aquí, que su amor y misericordia me sostienen. Buscando continuar en mi proceso de conversión y sanación interior, pidiéndole a Dios que me ayude a dejar de lado mis miedos y prejuicios para confiar plenamente en Él y así abrirme a su proyecto de amor. Este camino de seguimiento requiere de esfuerzo personal y Gracia Divina, en el que cada día me siento invitada a vivir mi Consagración arraigada a los sacramentos, a la oración personal y comunitaria, a la lectura orante de la Palabra, a vivir la fraternidad en medio de la diversidad, a descubrir a Dios en todas las cosas, en los encuentros comunitarios donde compartimos la vida con las hermanas, en los detalles fraternos, en la pastoral donde comparto y aprendo de las personas de mi alrededor, también en las dificultades que se presentan en la vida.

Estoy profundamente agradecida por las muchas gracias que Dios me ha dado hasta ahora, le pido al Señor me conceda la fidelidad y perseverancia final.