31º Domingo del Tiempo Ordinario

Evangelio de Mateo 23, 1-12

En aquel tiempo,
1 Jesús se dirigió a la gente y a sus discípulos y les dijo:
2 «En la cátedra de Moisés se han sentado los escribas y los fariseos.
3 Haced, pues, y observad todo lo que os digan; pero no imitéis su conducta, porque dicen y no hacen.
4 Atan cargas pesadas y las echan a las espaldas de la gente, pero ellos ni con el dedo quieren moverlas.
5 Todas sus obras las hacen para ser vistos por los hombres; se hacen bien anchas las filacterias y bien largas las orlas del manto; quieren el primer puesto en los banquetes y los primeros asientos en las sinagogas, que se les salude en las plazas y que la gente les llame “Rabbí”.
6 »Vosotros, en cambio, no os dejéis llamar “Rabbí”, porque uno solo es vuestro Maestro;
7 y vosotros sois todos hermanos.
8 Ni llaméis a nadie “Padre” vuestro en la tierra, porque uno solo es vuestro Padre: el del cielo.
9 Ni tampoco os dejéis llamar “Directores”, porque uno solo es vuestro Director:
10 el Cristo. El mayor entre vosotros será vuestro servidor.
11 Pues el que se ensalce, será humillado;
12 y el que se humille, será ensalzado».

Palabra del Señor.