Obra Pía, junio 19 de 1916
¡Ave María!
En Jesús amadas hijas:
Dios jamás abandona a un alma de buena voluntad. Ella triunfará de las tentaciones que se prolongarán a través de toda nuestra vida. Resistir y triunfar en las diversas pruebas será función constante de una “voluntad eficaz”.
He aquí nuestra tarea: luchar sin tregua para vencer a la sombra gloriosa de la bandera de Cristo. De múltiples modos nos provocará el enemigo: ahora nos sorprenderá repentinamente; luego se disfrazará para acercarse despacio y muy quedo. De pronto nos presentará insinuante alago, y cuando menos pensamos nos ataca de frente. ¿Qué haremos en medio de este torbellino?
Amadas hijas: presenten valientes sus armas manejadas por una voluntad eficaz. No vacilen, salgan al encuentro en la primera ocasión. El coraje será premiado, ensayen y verán:
-Apártense enérgicamente de pensamientos y deseos que necesariamente terminarán en una acción externa pecaminosa. Quien vacila será vencido y sucumbirá.
-Tienen la gracia que ayuda a la voluntad y la hará eficaz. Con ella derrotarán al enemigo y lograrán poco a poco un dominio personal total.
Hermanas, no se conviertan en juguete de sus caprichos. Glorifiquen a Dios mediante una voluntad firme, perfeccionada en la lucha por conseguir la virtud. El Creador nos la dio para alcanzar con ella nuestra promoción total.
Una lucha bien llevada reclama reglas y exige armas. El arma por antonomasia en la lucha del espíritu es la “Gracia”. Traten de conseguirla con abundancia y manténganla vigorosa. Oren y mortifíquense si quieren vencer… “No tengo por inútil la Gracia de Dios” (2), dice el Apóstol.
Ánimo hermanas, no teman la tentación, sean confiadas y luchen. La magnitud del triunfo se mide por el ardor del combate… “Alégrense y regocíjense, porque su recompensa será grande en los cielos” (3). Aliméntense con el Pan Eucarístico que hará auténticamente eficaz sus voluntades.
Por la Madre de Dios, las saluda cordialmente su madre,
María Bernarda del Sagrado Corazón de María.
Cartas de Espiritualidad #1