Septiembre 29 de 1914
¡Ave María!
En Jesús amadas hijas:
Crítica es la época en que vivimos y grande como nunca la urgencia de la oración y de la virtud. Por tanto nuestra oración coral, rosario, estaciones, meditación, my examen de conciencia, serán de gran provecho individual y para toda la Iglesia, sólo y cuando estos ejercicios se realizan: atenta, devota y puntualmente. En consecuencia, oremos con reverencia, amor y constancia. Una oración bien hecha, es digna de Dios y útil a todas las almas.
De igual valor e imprescindible para nuestra promoción personal y comunitaria, es la práctica de sólidas virtudes. ¡Qué necedad, amadas hijas, acariciar resentimientos y cultivar el egocentrismo, olvidando de este modo nuestra obligación de dar gloria a Dios y salvar almas! Sin una buena oración y sin sólidas virtudes, perdería nuestra vocación de misioneras e hijas de la penitencia, su sentido.
- “Ay, si la sal se desvirtúa”. Tampoco las almas consagradas serán exceptuadas de esta regla evangélica.
- ¡Quiero recibir informe satisfactorio respecto de su fervor comunitario!
- ¡Quiero pruebas de su generoso servicio a los miembros dolientes y necesitados del Cuerpo Místico de Cristo!
- Quiero escuchar conjuntamente con ustedes estas palabras de nuestro Redentor: “Alégrense y regocíjense, porque su recompensa será grande en los cielos”.
¡Recemos las unas por las otras! Por la Virgen de los Dolores las saluda su madre,
María Bernarda del Sagrado Corazón de María.
Cartas de Espiritualidad #1