1914

¡Ave María!

En Jesús amadas hijas:
“¡Oh, feliz vida comunitaria!” Sí, feliz, aunque haya que soportar muchas incomodidades para fomentar el bien común.

Hermanas, vean las ventajas de quienes forman una verdadera fraternidad de amor:

  • Participación de techo común con Cristo Eucaristía.
  • Ausencia de múltiples peligros.
  • Lo necesario para las necesidades de cada cual.
  • Abundancia de medios para la realización espiritual y técnica.

¡Qué riquezas por doquier, no obstante la pobreza prometida! ¡Aprovéchenlas si quieren!

Hijas muy amadas, agradezcan. Dios quiera que su gratitud se traduzca en generoso servicio, tanto entre casa como en cualquier apostolado. Practiquen la recíproca paciencia. Ámense de verdad, no como los paganos que obran por simpatía natural. “En esto conocerán que son discípulos míos: si se aman los unos a los otros”. Examínense respecto a esta señal de su caridad. No toleren la más mínima falta contra esta preciosa virtud. Desciendan dentro de ustedes mismas y, armadas de sinceridad, enfréntense cara a cara con sus faltas contra la caridad. ¡Cada una hallará mucho que hacer!

¡Adiós! Por María, la Madre de Dios, las saluda su madre

María Bernarda del Sagrado Corazón de María.

Cartas de Espiritualidad #1