Obra Pía, abril de 1916
¡Ave María!
En Jesús amadas hijas:
Si quieren que Cristo las mire con agrado, y si desean que caigan sobre ustedes, raudales de gracias, vivan conscientes y con fervor su consagración libremente asumida, y esto hasta en lo más mínimo. He aquí algunas pautas para utilidad de todas ustedes:
I. ORIENTACIONES PARA UNA OBEDIENCIA INDIVIDUAL
– Es altamente ennoblecedor que un alma consagrada, ejecute con toda exactitud cualquier orden recibida.
– La fidelidad a la obediencia no mengua la libertad personal, antes la vigoriza, porque es la realización de un compromiso libre.
– La fidelidad en lo pequeño, es prueba de nuestra entrega de amor.
– Una obediencia perseverante y bien motivada, produce ricos frutos de paz y caridad; será elogiada por Dios y por los hombres.
– La desobediencia, al contrario, destruye la virtud y se opone a la autorrealización. Además, nos priva de muchas gracias y méritos para la otra vida. Pero, con un poco de humildad, tarde que temprano saldremos de nuestra desobediencia.
II. DINÁMICA Y HUMILDE COLABORACIÓN EN LA OBRA COMÚN
El apostolado común, demanda esfuerzo común. Es preciso orientar y se debe dialogar… Esto exige humildad, que lejos de inhibir, engrandece y promueve nuestra personalidad.
Hermanas, ¡oremos! ¡Muramos a nosotras mismas! Sólo de la oración y de la abnegación puede brotar una obediencia puntual, perseverante, alegre y humilde. Comprendamos, que donde quiera que se aspire a una vida religiosa fervorosa, ha de ponerse la base para una “obediencia de oblatividad”.
III. ORIENTACIONES PARA LAS RESPONSABLES
Las responsables han de garantizar por todos los medios una obediencia acorde con las necesidades comunitarias y humanas de las hermanas, y nunca deben olvidar la debilidad de nuestra naturaleza caída. Si las superioras observan en su comunidad señales de desobediencia y faltas contra la caridad, traten en las lecturas espirituales, temas alusivos a virtudes opuestas a estas deficiencias. Las hermanas, conmovidas y santamente apenadas por los ejemplos contrarios, fácilmente tornarán a una observancia edificante.
Hijas muy amadas, comiencen y perseveren en la ejecución de una obediencia oblativa, columna segura de nuestra vida consagrada. Adiós!
Las saluda por María, Madre de Dios, su madre,
María Bernarda del Sagrado Corazón de María.
Cartas de Espiritualidad #1