Cartagena, 1914

¡Ave María!

En Jesús amadas hijas:
Pronto les llegarán, entre otras cosas, las “nuevas Constituciones”. Les adelantaré algunas explicaciones.

Nuestras Constituciones en su “nueva forma”, no serán menos exigentes que las anteriores. Serán reformadas en lo concerniente a clausura y ayuno. Estos en vista de nuestras circunstancias misioneras, nunca habían sido observadas con el mismo rigor señalado por las Constituciones de origen. Los párrafos nuevos se relacionan ante todo con el Gobierno de la Congregación:

  • Elección de la Reverenda Madre General.
  • Elección y atribuciones del Consejo General.
  • Admisión al Noviciado y Profesión, etc.

Se ha hecho una acomodación de acuerdo con la reciente reforma del Código Eclesiástico y acorde con la Vida Religiosa Misionera. En consecuencia, nuestras nuevas Constituciones no han sido elaboradas para uso de monjas de clausura.

Amadas hijas, les suplico de todo corazón que las observen fidelísimamente, y que jamás critiquen ninguna de sus prescripciones. Les aseguro que son fruto de una larga y ardua elaboración. Se han gastado muchos días y largas noches; fueron consultadas congregaciones de óptimas experiencias misioneras; se investigó largamente para evitar toda improvisación en un asunto de tanta trascendencia; no ven, rechazarlas sería un proceder injustificable.

Las nuevas Constituciones se proyectan también al futuro. No todo se puede aplicar de una vez; debemos aún crecer y madurar. Pero, hemos de profundizar su sentido y descubrir la posibilidad de su aplicación en las experiencias de cada día.

Así, poco a poco, llegaremos a su total observancia. Mientras lleguen a sus manos, ya se aplicará lo referente a Gobierno y su elección. En octubre próximo se celebrará el Capítulo General y la nueva Superiora General será elegida para seis años. La aplicación de esta norma será provechosa para toda la Congregación. Qué poco puede realizar un Gobierno si se cambia cada tres años el personal dirigente; sería un continuo comenzar. Creo que todas estamos de acuerdo.

¡Adiós! las saluda por la Madre de Dios, su madre que las ama,

María Bernarda del Sagrado Corazón de María.

Cartas de Espiritualidad #1