Obra Pía, abril 6 de 1915
¡Ave María!
En Jesús amadas hijas:
Así dice el Autor Sagrado: “Pues por ti sufro”… “Fue entregado a la muerte”…
Apliquemos estas citas de la Sagrada Escritura a nuestra vida cotidiana. El hagiógrafo no alude a instrumentos de tortura; tengamos por cierto, que habla de las mil muertes que debemos morir día tras día. La expresión: “por ti”, nos hace entender que es ¡un morir por amor! Es una muerte-promoción, para vivir una vida superior. Significa vivir la vida del Espíritu, es vivir la misma vida de Dios.
¡Ánimo, y manos a la obra, amadas hijas! ¡Por ti!… repitámoslo a menudo cuando nos molesta el egoísmo; digámoslo cuando se retuerce nuestro capricho; recordémoslo cuando el resentimiento nos aconseja callar y cuando sintamos la tentación de juzgar, hablar u obrar en contra de otros.
– “¡Por ti!” cuando nos apartamos de una vanagloria o de una acción voluntariosa.
– “¡Por ti!” cuando soportamos un dolor, una incomprensión o una pobreza que mortifica.
– “Por ti” mi Cristo amado, sacrificaré esta mirada, esta curiosidad, este afecto natural.
– “¡Por ti!”, mi Cristo fiel perseveraré en el deber y ¡quedaré fiel a mi compromiso de amor!
Hermanas, en esto consiste nuestro “cotidiano morir”. Son pequeñas muertes, son muertes libres, son ¡muertes de amor! Cada una de ellas lleva ya en sí la gracia para morir bien y la gracia de resucitar gloriosa. Son muertes exigidas por la Buena Nueva; son el tributo de nuestra salvación.
“¡Por ti mi Dios!” Este ha de ser nuestro lema en las mil muertes de cada día. Con esta expresión se mitigará el aguijón y se hará dulce nuestro “cotidiano morir”.
¡Adiós! ¡Oremos las unas por las otras! Por María, la Madre de Dios, las saluda su madre,
María Bernarda del Sagrado Corazón de María.
Cartas de Espiritualidad #1