Obra Pía, mayo 1 de 1916

¡Ave María!
En Jesús amadas hijas:

¡Pónganse bajo el amparo y liderazgo de nuestra Madre Celestial e imiten sus virtudes! Recen y tengan presente a Dios en cada momento, y luchen para conquistar la santa humildad, antídoto de la soberbia.La soberbia es la raíz de todos nuestros defectos y derrotas diarias.
-Ella nos esclaviza por el egocentrismo y el resentimiento.
-Nos dificulta el trato amable, el servicio generoso y el heroísmo auténtico.
-El orgullo nos llena de autosuficiencia y nos aleja de Dios.

María, nuestra maestra empero, nos enseña cómo superarnos eficazmente; ella intercede ante el Señor y nos alcanza fuerzas para el combate; nos conduce suavemente a una introspección liberadora y nos hace factible una generosa auto-donación a Dios y a nuestros hermanos. María nos induce a la intimidad consciente con Cristo.
-Nos enseña la pureza de intención y acción.
-Fomenta en nosotros sentimientos de humildad y arrepentimiento.
-Nos ayuda a vencer la vanagloria.
-Nos sostiene y nos consuela cuando el reconocimiento de nuestras cualidades negativas nos quiere abrumar.
Y en su Magníficat, María nos recomienda el menosprecio personal y nos alienta a la búsqueda libre y alegre de humillaciones.

Hermanas, cuando se pierde el temor y en su lugar aparece el deseo de humillaciones, sabremos qué quiere decir: “ser libre”. Entre tanto, las almas afectadas por la ceguera espiritual en cuestión de humildad, vivirán infelices y serán dignas de toda compasión.

¡Adiós! Por la Madre de Dios las saluda su madre,

María Bernarda del Sagrado Corazón de María

Cartas de Espiritualidad #1