Obra Pía, junio 14 de 1915

Ave María!
En Jesús amadas hijas:

Permítanme esta exhortación: “¡Sean auténticas hijas de la Iglesia!” Temo que olviden a veces su condición de miembros del Cuerpo Místico de Cristo, por las exigencias que esto demanda.

¡Oh, amada Madre Iglesia! ¡Quiénes, sino tus fieles hijas, te consolarán en estos días aciagos! El Papa sufre y se ve atacado de muchas maneras. Muchos sacerdotes vacilan en la fe y en la obediencia y el pueblo de Dios reclama su ayuda. ¿Quién será de corazón insensible para evadir la práctica de auténticas virtudes? ¿Quién retrocederá ante los pequeños y grandes sacrificios que demanda la convivencia de cada día? ¿Quién olvidará sus obligaciones de Hija agradecida de la Iglesia?

Ea, ¡ánimo, hijas de la Madre Iglesia! ¡Salgan de la rutina, vivan su entrega, luchen! ¡Humíllense libremente y sean generosas! En la altura está su meta. ¡Levántense de su pesimismo! ¡Desechen el egocentrismo! ¡Salgan de la esclavitud de su capricho! ¡Olviden sus resentimientos!

Despierten amadas hijas, su madre la Iglesia las necesita. ¡Manos a la obra y luchen vigorosamente! Su dinamismo será medio eficaz de auto liberación y las convertirá en holocaustos agradables a Dios para bien de la Iglesia. Deben morir la muerte que mueren los justos todos los días. Más, vivirán en aras del amor e incrementarán la vida de la Iglesia.

Que Dios las bendiga y que Santa Teresa de Ávila, la Mística Doctora, las asocie en su amor a Dios y a su Madre la Iglesia.

¡Adiós! Por María, la Madre de Dios, las saluda su madre,

María Bernarda del Sagrado Corazón de María.

Cartas de Espiritualidad #1