Agosto 23 de 1914
¡Ave María!
En Jesús amadas hijas:
La corrección fraterna es medicina saludable para almas que aspiran sinceramente a la perfección. No obstante, puede convertirse en veneno, debido a equívocas aplicaciones, y esto aún entre almas religiosas. Todo depende de la disposición positiva o bien negativa de cada cual. En caso de posición negativa, la corrección será contraproducente para nuestra psique. Una conducta autodefensiva habla de una personalidad inmadura e impide la paz del alma. Hermanas, no olvidemos, que Dios dispuso para cada una de nosotras cierto número de humillaciones, contrariedades y pruebas, que lejos de empequeñecernos, siempre y cuando se aprovechen bien, son elementos de promoción personal.
Qué cuadro infantil ofrecen no pocas religiosas, que al ser amonestadas o contrariadas, dan libre rienda a su egocentrismo, ya en lágrimas, ya en resentimientos pueriles. Comportamientos de esta clase no promueven, pero hacen profundamente infeliz.
Hermanas, la verdadera virtud sólo puede crecer a través de dificultades. ¡Sean maduras y agradezcan la corrección! Grande es la satisfacción que procuran a Cristo y a las hermanas de la fraternidad, testigos de su generosa acogida de cuanto duele y humilla. Cristo asocia las almas humildes a su obra redentora. Más, para ser humilde, necesariamente ha de pasarse por la corrección.
Hermanas, ¡aprovéchenlas! Por María, la Madre de Dios, las saluda su madre,
María Bernarda del Sagrado Corazón de María.
Cartas de Espiritualidad # 1