Obra Pía, abril 24 de 1916

¡Ave María!
En Jesús amadas hijas:

Traten de comprender bien sus obligaciones respecto a la obediencia y cuáles han de ser las relaciones con la autoridad que Dios les ha asignado. En pocas palabras, sus superioras son el canal entre Dios y sus almas; en cierto sentido, son también madres espirituales para ustedes.

I. ACTITUD DE LAS RESPONSABLES
– La responsable de cada fraternidad es la encargada del bienestar espiritual y material de sus hermanas.
– Ella podría asumir el papel de guía espiritual para sus hermanas, porque su experiencia personal la capacita para apreciar debidamente las cualidades positivas y negativas de sus inmediatas colaboradoras.
– La Superiora tiene la obligación de enseñar a las hermanas, dirigirlas y amonestarlas con amor.
– Ella reprime y niega ocasionalmente con maternal dolor y fraternal compasión.
– Espera la enmienda, ora y se preocupa con interés y caridad por cada una de las hermanas.

II. ACTITUD DE LAS HERMANAS
– Controlen las hermanas su conducta, especialmente con ocasión de cambios de las responsables: no resalten demasiado las cualidades positivas de la superiora anterior, porque podrían eclipsar a su sucesora. En ningún caso conviertan en tema de conversación los aspectos negativos de ninguna de sus superioras.
– Las hermanas no hagan alusión a humillaciones o injusticias recibidas, no sea que se amarguen la vida y se sientan profundamente infelices.
– Cooperen gustosas y con religiosa sumisión en la orientación proveniente de las responsables, estando seguras que de esta manera fomentan la mutua caridad y se preparan un juicio benigno al fin de su vida.

¡Adiós! las saluda su segunda madre, que se sentiría feliz al ver observadas las mencionadas directrices,

María Bernarda del Sagrado Corazón de María

Cartas de Espiritualidad #1