Cartagena, abril 10 de 1913
¡Ave María!
En Jesús amadas hijas:
Perseveren en su actitud de almas fervorosas. La sincera aspiración a la perfección emana de la “buena voluntad” que, a su vez, se ha forjado sobre el yunque de la sencillez y de la humildad. Estas dos virtudes hacen que una voluntad humana sea “buena” y continúe siendo buena.
El fervor religioso y la constante aspiración a la autorrealización sobrenatural, brotan espontáneos del corazón y de una profunda convicción. Donde esto existe, sobran las amonestaciones por parte de los responsables, y entra en función la “autorresponsabilidad”. Con ella comienza el alma de verdad a promoverse, y su ascensión a la perfección se ajusta completamente al querer divino.
Religiosas que descuidan la autorresponsabilidad en el plano sobrenatural en lo tocante a su perfección personal, son naturalmente frías y nunca serán epifanías dentro de su ambiente. Todo intento y todo esfuerzo de promoción que les viene de fuera, serán inútiles e inoperantes, si ustedes mismas no se quieren realizar.
Verdaderamente, cosa mejor no les puedo decir hoy. ¡Aprovéchenlo hermanas!
¡Adiós! las saluda por María Santísima, su madre que las ama,
María Bernarda del Sagrado Corazón de María
(Cartas de Espiritualidad #1)