1914

¡Ave María!

En Jesús amadas hijas:

Inútil en sí y carente de bendición de arriba es todo apostolado que no se fundamenta en la obediencia y la humildad. Esta misma ineficacia ha de afirmarse de la oración y de cualquier trabajo, por dinámico que sea, pero que no lleve el sello de estas dos virtudes.

Hermanas, grábense profundamente esta enseñanza: el fruto de todo apostolado depende de su unión con Dios y de su adhesión a la obediencia. Como una roca resalta en medio de la mar, así entre sus convicciones deben destacarse estos dos principios:

1. Dios ordena, orienta y encauza mediante su instrumento que es la autoridad.

2.Las almas consagradas, sólo hallarán acceso a las alturas en el contacto con Dios y por una obediencia libre, responsable y humilde.

¿Quieren una prueba de esta doctrina? Miren el ejemplo de Cristo: “y se humilló a sí mismo, obedeciendo hasta la muerte y muerte de cruz”. Amadas hijas, les envío estas palabras, no en calidad de reprensión, sino como preventivo para las horas de la tentación. Comienzan de nuevo su labor en la educación, la enfermería y en otros campos. Gracias a Dios, reanudan la siembra y el cultivo para la extensión del Reino, ¡alégrense!

¡Adiós! Por María, la madre de Dios, las saluda su madre,

María Bernarda del Sagrado Corazón de María.

Cartas de Espiritualidad #1