¡Ave María!
En Jesús amadas Hijas:
“Revístanse de amor, que es el vinculo de la perfección”. Hermanas, velen para que el mutuo amor entre ustedes jamás se debilite. Todas juntas tienen experiencia de los efectos de la culpa original. ¿Por qué se levantan a menudo autosuficientes sobre las demás, en ademán de protesta y con el veneno del resentimiento en el corazón?… ¿Qué diré a este comportamiento ilógico?
Amadas hijas, enfoquen un poco su condición de seres contingentes: muy frágil es su cuerpo, pronto se desintegrará; aprisionada está su alma por el pecado, y angustiada se retuerce bajo la tiranía del amor propio. ¡Sean comprensivas, trátense con caridad! Hoy a mí y mañana a ti, todas somos tentadas. Pónganse por ideal estructurar una vivencia comunitaria fundada en la comprensión y ayuda recíproca.
Cristo está en medio de nosotras, y con amor igual al nuestro, nos tratará en esta y en la otra vida. Amémonos de verdad, para hacernos dignas del amor de Aquel, que será juez de todas. Oremos las unas por las otras.
En el más amante de los corazones, las saluda su madre,
María Bernarda del Sagrado Corazón de María
Cartas de Espiritualidad #1