Letra: Hna. Amanda Cuenca
Bernarda mujer fiel, al amor de Dios,
anhelaba la pobreza y la vida de contemplación,
durante veinte años, soñó con ir a la misión,
tenía tantas utopías que escucho la voz de Dios.
Se marchó de su país con grandes ideales,
corriendo grandes riesgos e incomodidades,
se mantuvo siempre firme y con bondades,
agradecía al Señor todas las adversidades.
Oh, Chone rincon donde nacimos,
rodeada de gente preciosa y de cariño,
pobres, alegres, humildes, sencillos,
los preferidos de Bernarda y Jesucristo.
Del mismo Jesús escuchó el llamado,
de formar parte del mundo de los marginados
y contribuir, a la extensión del reino de su amado,
sanando los corazones de américa desolados.
Su celo misionero, la llevó a descubrir,
en el hombre pordiosero al Dios verdadero,
sintiendo como propio el dolor ajeno
siendo un testimonio para todo un pueblo.