4º Domingo de Pascua

En aquel tiempo, Jesús dijo:
27 Mis ovejas escuchan mi voz, Los conozco y me siguen.
28 Yo les doy vida eterna y nunca se perderán. Y nadie las arrebatará de mi mano.
29 Mi Padre, que me dio estas ovejas, es más grande que todo, y nadie las puede arrebatar de la mano del Padre.
30 Yo y el Padre uno somos.