El 5 de octubre de 2024, las 10H AM, en la Sede Regional San Francisco de Asís, en Passo Fundo, Brasil, tuvo lugar la celebración de la Fiesta de San Francisco de Asís y las bodas de vida consagrada de las hermanas de la Región Misionera. La celebración se desarrolló en un ambiente fraterno y alegre, com un recuerdo agradecido de las vidas donadas de las hermanas que celebran el aniversario de su consagración religiosa, pero también el camino misionero de la región misionera durante este año.

La motivación de la celebración eucarística recordó el octavo centenario de la impresión de los estigmas de San Francisco de Asís. Este hecho inspira la vida franciscana y a cada hermana de la congregación en la busqueda de la configuración de vida con el Maestro Jesucristo, siguiendo el ejemplo de nuestro padre espiritual San Francisco de Asís. Nos acercamos así al octavo centenario de la Pascua de San Francisco, que se celebrará en el 2026.

En vísperas de la fiesta de la Región Misionera de San Francisco de Asís, las hermanas jubilarias se reunieron para un momento de oración y de compartir de vida. Este encuentro, proporcionado por el Gobierno Regional y acompañado por la Animadora Regional, Hna. Vera Isabel Rambo Coutinho, fue un momento oportuno de memoria agradecida del tiempo de Dios que señala la historia de vida y la misión de las hermanas jubilarias.

Han celebrado las bodas de vida consagrada en el 2024:

80 años de Vida Consagrada:

– Hna. Glória granzotto;

70 años de Vida Consagrada:

– Hna. Margot Savegnago

– Hna. Noêmia Simón

60 años de Vida Consagrada:

– Hna. Elvira Cella;

– Hna. Elide Sfredo;

50 años de Vida Consagrada:

– Hna. Dorilde Terezinha Magri;

– Hna. Clarice Ambas;

25 años de Vida Consagrada:

– Hna. Silvana Arboit;

– Hna. Silvani Silveira

Durante la celebración eucarística, las hermanas recordaron la vida de la Hna. Ilda Emnemozer, quien falleció pocos días de la fiesta donde hiba a celebrar sus 70 años de vida consagrada. Hna. Ilda fue la última hermana europea que dedicó su vida a las misiones en Brasil y permaneció hasta su pascua, dejando un legado de vida misionera, humilde y totalmente dedicada al servicio, especialmente a los más pobres.

La reflexión de la homilía, en la misa presidida por el padre Paulo Rodrigues, incluyó una analogía entre la vida consagrada y una toalla tejida, ejercicio realizado por una monja anciana que buscaba sentido en algun momento de cambio de su ciclo vital, considerando esta necesidad de dar un nuevo sentido a la consagración incluso cuando ya no podía dedicarse a la misión.