Siempre ha sido importante aprender a vivir, pero hoy más que nunca es una asignatura que tenemos pendiente. Necesitamos guías, maestras, compañeras de camino que nos enseñen a vivir, no parcialmente, sino a VIVIR, con mayúsculas, esta hermosa y compleja vida que se nos ha regalado a cada una.

En este nuevo año, comenzamos a vivir la experiencia de la segunda etapa en el proceso de resignificación congregacional llamada “Proyección Creativa”, tiene como propósito, la realización de nuevas propuestas evangelizadoras, nuevos proyectos y en nuevas obras misioneras. Las fraternidades en las Regiones Misioneras, deberán plantearse novedosas maneras de intervención en problemas a resolver con, nuevas articulaciones y redes que permitan un impacto transformador. Será el momento de formular, con mucha creatividad, un perfil de la acción misionera, que marque claramente la identidad carismática y caracterice nuestra intervención en la transformación de la realidad. Estamos invitadas a vivir esta etapa, a la manera de Francisco de Asís, es un buen maestro de vida: “Comencemos, hermanos, poco es lo que hemos adelantado” (cf. 1 Cel 103).

“Comencemos, hermanas”, es una frase de Francisco de Asís, pero es, sobre todo, un modo de entender la vida como inicio continuado, como humildad, como modo de reconocer que amar, lo que se llama amar, nunca lo acabamos de hacer totalmente bien; como modo de reconocer que, por mucho que se haga, no se ha llegado a la meta.

El “comencemos hermanas” de Francisco, es la actitud de quien se pone ante el Señor, entregado y crucificado y lejos de sacar pecho, con lo que uno ha hecho hasta entonces, le brota pedir perdón, con humildad, invocar y agradecer la gracia de comprender de nuevo, con alegría, el camino del amor. Con Francisco de Asís, tenemos que afirmar que poder comenzar es una gracia y una oportunidad. Todas hemos experimentado alguna vez en la vida la posibilidad de poder comenzar, después de haber tropezado.

Es importante para poder comenzar:
* Tomar la vida con lucidez y responsabilidad. La vida es bella, delicada y compleja. No existe “ensayo general”. No jugar con ella, ni con la propia ni la ajena.
* Escuchar los gritos de la vida misma: detectan y anuncian la necesidad de rupturas y nuevos comienzos.
* Buscar siempre la voluntad de Dios. Él siempre posibilita nuevos comienzos.
* Posibilitar nuevos comienzos a los demás. Es el mejor modo de agradecer a los que hicieron posible en mí, un nuevo comienzo.
* Tener la clarividencia, la humildad y la osadía de empezar de nuevo, porque “la vitalidad de las personas se revela, no solamente en la capacidad de persistir, sino en la de volver a empezar” (Francis S. Fitzgerald).
 
La vida, ¡qué duda cabe!, ofrece muchas oportunidades de comenzar, pero estas se van agotando y desvaneciendo, a medida que la misma avanza. Parece, pues, importante ser responsable con ella e ir aprendiendo a adecuar nuestras opciones con lo que gusta a Dios; es lo que Francisco de Asís intentó e hizo siempre. Comencemos, hermanas, con ¡Ánimo y confianza! “Díganse cada una de ustedes: este año con sus 365 días y las 24 horas de cada uno de ellos, serán vividos en función de la eternidad” CMB No 62.