Las Junioras y Neo Perpetuas de la Congregación de Hermanas Franciscanas Misioneras de María Auxiliadora, vivimos el encuentro anual de formación y revitalización en la ciudad de Medellín (Colombia), del 26 al 28 de agosto del presente año. Contamos con la participación de hermanas de las Regiones Misioneras “Santa María Bernarda”, “Santa Clara” y “San Francisco de Asís”; acompañadas por las hermanas del equipo de formación Marianella Chadid Anachury, Sandra Milena Avilés Marín, Ana Milena Quintero Betancur y el hermano sacerdote Franciscano de San Pablo Darío Mercado.

Este encuentro tenía como objetivo propiciar espacios vitales que favorecieran el diálogo, el acompañamiento, la celebración de la vocación y la pasión por Jesucristo y su Reino a la luz del Carisma. Estos espacios son necesarios para que las jóvenes que pertenecemos a estas etapas formativas podamos seguir fortaleciendo nuestra respuesta y recuperar fuerzas para continuar la misión.

Centralidad en la Palabra, minoridad, fraternidad, alegría, creatividad y oración fueron los valores que nos acompañaron en este recorrido. Resaltamos de este encuentro la oportunidad de compartir  las vivencias  fraternas y apostólicas de cada una de las  hermanas, éstas nos ayudaron a tener una mirada más amplia y profética  en la misión que nos han  encomendado.  Lo tratado nos llevó a un encuentro profundo con Dios, con nosotras mismas y con los otros, en especial la Regla No Bulada de San Francisco de Asís en la que se enfatizó en el Reino de Dios  como proyecto de vida, la dimensión fraterna de los Hermanos Menores, la predicación desde el testimonio de vida y abrazar la cruz de cada día con amor para ser valientes en los momentos de crisis.

Compartimos algunos puntos relevantes de las temáticas que hicieron eco  profundo en nuestros corazones:

  • San Francisco de Asís hacía mucho, porque oraba mucho, nosotros hacemos poco, porque oramos poco.
  • Cuando se habla del seguimiento a Cristo no hay un por qué sino un para qué, la respuesta a ese para qué, es para estar con Él, pues estar con Jesús nos da libertad.
  • El proyecto del Reino se debe cultivar desde la vivencia consciente de la fe, la conversión, el amor y el servicio; desde esta forma de vida estamos llamadas a transformar la mirada y la forma de situarnos en nuestro mundo relacional. El Reino de Dios es el corazón del Evangelio y de nuestra Espiritualidad.
  • Retomando la parábola del sembrador, una vez más debemos recordar que es importante saber darle paso a la palabra como tierra fecunda, perseverar, ser fieles, escuchar y poner por obra lo que se escucha para producir fruto.
  • El Espíritu Santo es el protagonista de la misión.
  • Nuestra primera y más grande misión es ser hermanas.

Colaboración: Hna. Sandra Avilés