Profundicemos en el estilo de liderazgo de Jesús
para ser personas de alta calidad humana, de buenas relaciones dentro y fuera, ayudando a que las
personas también crezcan y desplieguen su liderazgo en lo cotidiano.
Cuando usted decida comenzar a ser un líder motivado por la fe en Dios, la esperanza del cielo y el amor
a los demás aprenderá a ser un líder al estilo más de Jesús. Observe lo que Jesús hacía:
Responsabilidades de un líder espiritual
(Tomado de lecciones adaptadas del libro: Liderazgo con propósito. Volumen 1: lecciones de liderazgo basadas en Nehemías. Rick Warren. Ed. Vida, 2005)
Siete responsabilidades de un líder espiritual al estilo de Jesús:
1) Los ayudaba a conocer a Dios. La primera responsabilidad como líder cristiano es ayudar a los
demás a conocer a Dios. Lo que está en juego es la eternidad, la vida o la muerte, el cielo o el infierno.
Jesús dijo: “A los que me diste del mundo les he revelado quién eres. Eran tuyos; tú me los diste y ellos
han obedecido tu palabra” (Jn. 17,6).
Toda vida es un préstamo hecho por Dios. El creó todo y a cada uno de nosotros. Como líder, las
responsabilidades que Dios le ha dado tienen que ver con la mayordomía.
Note que Jesús no dijo “a los que me diste, yo te he dado a conocer”. Lo que hizo fue revelarse, fue ser
ejemplo. He aquí un pensamiento profundo que nos debe guiar siempre, ya sea como líderes en la iglesia,
en el mundo de los negocios, en la escuela o en la familia: lo que otros piensen acerca de Dios se va a
fundamentar mayormente en lo que piensen acerca de usted.
Si usted es impaciente y exigente, hará que Dios parezca también impaciente y exigente; si usted es
distante y despegado, hará que Dios se vea así. En este mundo son muchas las personas que nunca han
tenido una buena relación con su padre terrenal. Todo cristiano tiene una responsabilidad con los que no
conocen a Cristo.
2) Les enseñaba la Palabra de Dios. “Porque les he entregado las palabras que me diste, y ellos las
aceptaron; saben con certeza que salí de ti, y han creído que tú me enviaste” (Jn. 17,8).
La Palabra de Dios es nuestro fundamento; es aquello sobre lo cual edificamos nuestra vida. Es sólida, es
el manual, es nuestro libro guía.
Jesús dijo, “y conocerán la verdad, y la verdad los hará libres” (Jn. 8,32). Dios está interesado que todos
seamos libres; no quiere a nadie esclavizado por el pecado, por la culpa, por la angustia o por el
resentimiento; no quiere que seamos guiados por las expectativas de los demás. Solo una vida edificada
sobre la Palabra de Dios puede conocer la libertad genuina. Por eso, antes de poderla enseñar, hay que
conocerla, ponerse al día y meterse a estudiarla a fondo.
Existen muchas razones para estudiar la palabra de Dios con el fin de ser efectivos en el liderato. Por
ahora digamos solo cuatro: 1) Es un mandato: “Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como
obrero que no tiene de qué avergonzarse, que maneja con precisión la palabra de verdad” (2Tim. 2,15).
2) Da seguridad al creyente: “Mis ovejas oyen mi voz; yo las conozco y ellas me siguen. Yo les doy vida
eterna y nunca perecerán, ni nadie podrá arrebatármelas de la mano” (Jn. 10,27-28); nos permite vivir
tranquilos y con seguridad. 3) Es eterna: “el cielo y la tierra dejarán de existir, pero mis palabras
permanecerán para siempre” (Mc. 13,31). 4) Juzgará en el día final: “El que me rechaza y no recibe mis
palabras, tiene quien lo juzgue; la palabra que he hablado, ésa lo juzgará en el día final” (Jn. 12,48).
3) Oraba por ellos. “Yo te ruego por ellos. No te ruego por el mundo, sino por los que me has dado,
porque te pertenecen” (Jn. 17,9). Jesús oraba por la gente que lideraba. Como líder espiritual, hay que
orar a Dios por la gente.
Jesús oró, en primer lugar, a fin de que recibieran gozo: “Ahora, en cambio, yo me voy a ti. Si digo estas
estas cosas mientras todavía estoy en el mundo, es para que ellos puedan participar plenamente en mi
alegría”. (Jn. 17,13). Adorar es disfrutar de Dios. En segundo lugar, oró para pedir que crecieran, no hizo
una oración para que Dios les hiciera la vida fácil: “No te pido que los saques del mundo, sino que los
defiendas del maligno” (Jn. 17,15). No crecemos cuando las cosas son cómodas, fáciles o convenientes;
de hecho, cuando las cosas van estupendamente en la vida, es probable que no estemos creciendo.
Crecemos por medio de las pruebas, las tribulaciones, los problemas e incluso las tentaciones. Siempre se
trata de una oportunidad para tomar la decisión correcta. La siguiente cosa, es que Cristo oró para que
experimentaran personalmente la comunión con Dios: “No ruego solo por éstos. Ruego también por los
que han de crecer en mí por el mensaje de ellos, para que todos sean uno. Padre, así como tú estás en mí
y yo en ti, permite que ellos también estén en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado”
(Jn. 17,20-21).
Recordemos que esta vida es una preparación para la eternidad; una de las cosas que vamos a hacer en
el cielo es amarnos unos a otros; eso se llama comunión. La mayor asignatura que podemos aprobar en la
vida terrenal es la de aprender a amarnos de verdad. El mundo se va a ganar cuando el pueblo de Dios
sea uno. Ora por aquellos de quienes usted es líder; pídale a Dios que los traiga a su familia. Por último,
Jesús oró diciendo “santifícalos en la verdad; tu palabra es la verdad” (Jn. 17,17). El líder espiritual ora
para que su gente sirva a Cristo con eficacia, que viva para Cristo con gozo y que crezca espiritualmente
para servirle mejor.
4) Les infundía su carácter. “Yo les he dado la gloria que me diste, para que sean uno, así como
nosotros somos uno” (Jn. 17,22). ¿Qué es la gloria de Dios? Es su carácter, su naturaleza; es lo que
Dios es; es su ser mismo. Cuando Jesús dice les he dado la gloria que me diste, está diciendo, yo
estoy colocando en ellos mi carácter, mis cualidades.
En su calidad de líder cristiano, su vida está en continua exhibición ante aquellos a quienes guían. La meta
de la vida es crecer en carácter y semejanza a Jesucristo. Eso significa desarrollar en nosotros sus
cualidades: integridad, generosidad y humildad. Significa cumplir su Palabra y servir a los demás, y
hacerlo todo con confianza, perseverancia y paciencia. Todas esas cualidades las hallamos en la vida de
nuestro Señor Jesús. Nuestra meta es integrarlas en nuestra vida y en la vida de aquellos que nos
consideran sus líderes.
5) Protegía su crecimiento espiritual. “Mientras estaba con ellos, los protegía y los preservaba mediante
el nombre que me diste, y ninguno se perdió sino aquel que nació para perderse, a fin de que se
cumpliera la Escritura” (Jn. 17,12). La señal espiritual es la protección. Jesús los guarda y protege el
crecimiento espiritual de aquellos que están bajo su cuidado.
Como líderes espirituales estamos llamados, sin ninguna excusa, a cuidar, proteger y hacer crecer a los
miembros del grupo. La biblia dice: “Cuiden como pastores el rebaño de Dios que está a su cargo, no por
obligación ni por ambición de dinero, sino con afán de servir, como Dios quiere. No sean tiranos con los
que están a su cuidado, sino sean ejemplos para el rebaño” (1 Pe. 5,2-3).
La responsabilidad que asume el líder espiritual con cada uno de sus miembros es delicada y
trascendental. Miremos algunas de ellas: El líder enseña más con su testimonio que con sus palabras; se
convierte en ejemplo: “más tened cuidado, no sea que vuestra libertad de alguna manera se convierta en
piedra de tropiezo para el débil” (1 Cor. 8:9; 1 Tim. 3:5). Debe saber direccionar: “ten cuidado de ti mismo y
de la enseñanza; persevera en estas cosas, porque haciéndolo asegurarás la salvación tanto de ti mismo
como para los que te escuchan” (1 Tim. 4,16). Es cuidadoso en mantener los resultados: “Tened cuidado
para que no perdáis lo que hemos logrado, sino que recibáis abundante recompensa” (2 Jn. 1,8).
6) Los enviaba para que sirvieran. “Como tú me enviaste al mundo, yo los envío también al mundo” (Jn.
17,18). Una paráfrasis del mismo texto dice: de la misma forma que tú me diste una misión que cumplir
en el mundo, ahora yo les doy a ellos una misión en el mundo. La meta del líder es trabajar para
finalmente entregar la bandera del liderato. Como líderes cristianos estamos preparando y adiestrando
continuamente a la próxima generación de líderes. Asegúrese de estar preparando a los miembros del
grupo para enviarlos.
7) Fue modelo de compromiso. “Y por ellos me santifico a mí mismo, para que también ellos sean
santificados en la verdad” (Jn. 17,19).
Nadie lo puede llevar espiritualmente más allá de donde usted está ahora. En este momento ¿qué están
viendo los demás en su compromiso? Nuestro deber como líderes espirituales es cumplir los cinco
compromisos de Jesús, para que los miembros del grupo puedan evidenciar nuestro papel de vida
cristiana. Comprométase a conocerlo y amarlo a Él (adoración), comprométase a aprender a amar a los
demás en comunión (compañerismo), comprométase a crecer en un carácter semejante al de Cristo
(discipulado), comprométase a ser un servidor en la vida, y no solo un aprovechador (ministerio) y, por
último, comprométase a compartir las buenas nuevas (Evangelio). Cuando usted se comprometa con los
propósitos de Dios para su vida, los demás verán ese compromiso suyo. El atractivo de un corazón
entregado por completo a Dios es irresistible.
Assimilación y discernimiento
Considerando esta reflexión, preguntese:
¿Con cuáles de las siete responsabilidades de un líder espiritual al estilo de Jesús, te identificas y
cuáles necesitas fortalecer?
Puestos a ser osados…
Puestos a ser osados…danos, Señor, tener siempre:
en la cabeza, fe en las personas y en el pueblo;
en los ojos, mirada transparente y visión digna
de tu presencia en la historia;
en los oídos, la escucha respetuosa y atenta
de las súplicas y gritos de los que no tienen voz;
en los labios, una palabra cercana, tierna y buena
para los que buscan y preguntan;
en el rostro, transparencia, alegría y esperanza
para quienes andan tristes y perdidos;
en los brazos, la resistencia y lucha por tu reino aquí y ahora;
en las manos, la disponibilidad solidaria
y un manantial de caricias;
en los hombros, la fortaleza necesaria para cargar
a débiles, cansados y heridos;
en los pies, la itinerancia por tus caminos
y alas para desinstalarnos;
en el corazón, tu pasión, tu paz, tu latir
y la cercanía a los pobres;
en el vientre, la vida, siempre la vida,
recibida, gestada, dada, amada.
Oración
Amado Dios, ponme en el camino de un mayor desarrollo de mi liderazgo. Revélame el sueño de mi vida.
Ponlo en mi corazón y enciende mi pasión por él. Mientras me ayudas a crecer, enséñame a abrazar todo el proceso de mi crecimiento.
Dame paciencia cuando la necesite y pasión cuando sea adecuado.
Enséñame a ver más allá de mi vida y deseo.
Te pido que me reveles o me confirmes ese propósito cada día.
Guíame para que progrese en obediencia a tu llamado.
Y te ruego que pongas en mí la habilidad de Nehemías para conducir y dirigir a la gente en el
cumplimiento de tu visión.
Amén.