Cartagena, marzo 3 de 1913

¡Ave María!

En Jesús amadas hijas:

Reciban un jubiloso “aleluya” y mis mejores deseos de una Pascua de Resurrección muy feliz.

Ahora, mis amadas hijas, ¡arriba los ojos, los corazones y la mente! En la Patria nos espera nuestro Padre Celestial, nuestra Madre Inmaculada y nuestros hermanos de la Orden, junto con todos los bienaventurados. Dios quiera que todas nosotras podamos participar un día de aquella felicidad. ¿Qué nos toca hacer mientras tanto? Respondo:

  • Cumplir alegremente, todos los días y hora tras hora, la Santa Voluntad de Dios.
  • Es tiempo de resurrección, de alegría pascual y de vida nueva. Con todo, la vida en plenitud exige morir. También en tiempo pascual debemos morir momento tras momento a nosotras mismas, para poder vivir la “vida nueva en Cristo Jesús”.
  • Cristo resucitó glorioso, pero antes murió ignominioso y padeció dolores, desprecios, blasfemias y rechazo total.
  • La mariposa, antes de vagar de flor en flor, tiene que liberarse de la tosca envoltura de oruga. Nosotras debemos romper el amarre de nuestras debilidades, nuestro egoísmo, autosuficiencia y soberbia esclavizantes. El hermoso volador muere pronto para siempre; nuestro morir, al contrario, es prenda de vida mejor ya desde aquí abajo.

Ánimo hermanas, y manos a la obra para estructurar una “vida nueva”. Todas las hermanas de esta casa se unen a mis deseos de una Pascua feliz. Recen también lo acostumbrado por el alma del señor BENZ, padre de Sor Rafaela (2), que murió a la edad de 82 años.

¡Dios las conserve buenas! Recemos las unas por las otras. Por Cristo resucitado y su gloriosa Madre, las saluda su madre,

María Bernarda del Sagrado Corazón de María

(Cartas de Espiritualidade #1)